¿Cuál es el papel de las imágenes de moda a lo largo del tiempo?

Por: Emiliano Villalba

El mundo está rodeado de imágenes. Tal asimilación sugiere ya un pensamiento vacío y bastante obvio. Las imágenes son y han sido parte esencial de las culturas para  el entendimiento y la apropiación de identidad. Pero, por otro lado, el interés preponderante de este artículo no es saber cómo el humano ha utilizado la imagen para comunicar mensajes sino cómo los humanos consumimos la moda a través de las imágenes.

Teóricos como José Jiménez, Cesar González Ochoa o Roland Barthes han definido la imagen como una representación de la realidad tangible, es decir, lo que nosotros percibimos como real, las imágenes se encargan de “cristalizar” el momento y conservarlo. También existe la idea de la imagen imaginaria que es representada a su vez, en el mundo físico (una pintura).  El anhelo por conservar la memoria en físico permanece latente en la producción visual y en su consumo colectivo.

La actual proximidad con las imágenes impide percatarnos de su importancia en la cotidianidad. Nos valemos de las fotografías, y demás representaciones, para reconstruir hechos, discernir en cuanto a la formación de ideología, y sobretodo consumir moda.

¿Pero cómo hemos consumido moda por medio de las imágenes? Roland Barthes presentó un sistema por donde el individuo consume imágenes en la moda. Estos signos los dividió en tres divisiones que rescató de su libro El Sistema de la Moda, escrito en los sesenta. Su idea de las imágenes de moda  es que existen signos tanto lingüísticos como visuales que dan un significado o un mensaje al receptor.

Moda

Existen tres tipos de clasificaciones al momento de definir una prenda: la primera,  el vestido real, el cual funciona como la pieza que es tangible, física y que se trabaja con las manos; la segunda es el vestido-imagen, que se refiere a la fotografía o representación del vestido real; y la tercera, el vestido-escrito, que parte del formato visual  y describe, por medio de palabras y el uso de la lengua, la representación del vestido-real.

Estas divisiones llevan a la reflexión sobre el consumo de imágenes de moda y nos hace preguntarnos ¿Cuál es el papel de las imágenes de moda  a lo largo del tiempo y  actualmente? ¿Sólo describir? ¿Sólo representar? ¿O sólo hablar de la prenda en una publicación?  El consumo de representaciones de las tres clasificaciones es indiscutible, pues lo realizamos casi sin pensar al mirar revistas o ver editoriales de moda.  No obstante, y aunque la idea de Barthes quizá esté un poco sesgada al tiempo actual, considero que la esencia de su planteamiento nos permite pensar lo que sucede actualmente con la moda y el mundo visual.

11914202_10203512678457649_1790876570_o

Parte de los factores importantes del uso de la imagen es la velocidad y el ritmo de la industria de la moda actualmente. Hace unas décadas la producción de imágenes de moda era igual o mayor que ahora, pero la diferencia que nos separa de aquellos tiempos es la forma en que consumimos ese tipo de imágenes y qué tanto nos adecuamos al ritmo y velocidad de su publicación en medios tanto electrónicos como impresos. Esperar dos meses para hojear una editorial es algo que aún existe, sin embargo, en la web, se suben editoriales casi diariamente y no hay necesidad de esperar tanto tiempo.

Las imágenes de moda se han transformado en un producto efímero que pasan al olvido en un abrir y cerrar de ojos. El referente y la memoria colectiva nos ha acostumbrado a consumir campañas, sesiones de fotos y videos tan rápido que nos convierte en sujetos sedientos de más, insatisfechos y cada vez más exigentes al resultado. La novedad y la velocidad se disparan a ritmos funestos, casi irreales: lo nuevo dura poco y lo viejo se olvida tan pronto una nueva editorial o nuevas imágenes lleguen de inmediato.

11908291_10203512678417648_481521121_n

Sin importar cuál haya sido el pensamiento de Roland Barthes hacia el vestido-imagen, nos damos cuenta que se avecinan nuevos arquetipos de producción visual. Estos “haceres”  no sólo se quedan en la impresión material o navegación en la Internet, sino que los emergentes formatos dan un nuevo aire a la moda y sobretodo a su consumo. Un ejemplo claro son Reed + Rader que utilizan el formato .Gif en sus imágenes. ¿La razón? exponer lo nuevo en el mundo del vestido-imagen utilizando recursos artísticos visuales que en décadas anteriores no se hubieran imaginado.

Sin embargo, valernos de estos recursos demuestra que no importa qué, ni cómo se haga la imagen,  la representación seguirá presente. Lo que aún se conserva en nosotros es la posible aceptación de estas híbridas representaciones y el anhelo a la conservación de épocas, temporadas, mensajes y recuerdos. Los recursos digitales y tecnológicos nos han permitido emigrar de formatos y plataformas, tal como acontece con Reed + Rader sin perder del todo una esencia que ha sido estudiada con anterioridad.

danceoffFinal

Pero no son sólo los formatos de presentación los que han evolucionado, también la apropiación de la imagen ha cambiado. Lo que significó comprar revistas impresas y guardar su contenido  en archiveros, hoy, se realiza de distinta forma: las imágenes de moda se guardan en una carpeta dentro de una computadora, se comparten  en las redes sociales y se le da nuestra aprobación (consumo) con likes, retweets y reblogueos.  Y aunque  al día siguiente pasen al olvido, el ritmo de la moda aún no le gana al ritmo del tiempo ciberespacial.

11960304_10203512678497650_846534047_o

Share: