Para este fotógrafo, el VIH no establece sus límites
Por: Eduardo Caballero
Desde finales de los 90, Benjamin Fredrickson ha documentado su vida y a las personas a las que se encuentra en su camino con fotografías. Usando Polaroids, Fredrickson nos cuenta sus pasadas experiencias como trabajador sexual, junto a las personas con las que las compartió. Las imágenes que Benjamin produce nos acercan a lo verdadero, sin haber pasado por filtros que la mayoría de las veces son aplicados para ser fieles a un concepto falso de la realidad.
Después de estudiar en su natal Minneapolis y en París, sus fotografías han estado impresas en las páginas de Document Journal (en la primera entrega, y con el retrato de la modelo Hanne Gaby Odiele), Dazed, Metal Magazine y BUTT. La más reciente exhibición de su trabajo fue en Febrero de este año y tomó lugar en Nueva York, exponiendo sus instantáneas en la galería Daniel Cooney Fine Art. Cada imagen, de la manera más honesta, revela la vida sexual de Benjamin, y nos muestra cada suceso en su camino como portador de VIH con la ayuda de autorretratos y fotografías de las que él es parte, aunque no aparezca en ellas.
Aquí tenemos la entrevista a Benjamin junto con las fotos que él mismo escogió para Pánico.
PÁNICO ¿Qué te hizo tomar una cámara y empezar a tomarle fotos a la gente?
B: Todo empezó como un método para salir de mi zona de confort y poder expresarme, pues antes yo era introvertido y tímido. Al principio, la cámara fue la herramienta con la que podía romper el hielo y conocer gente. Documenté la diversidad de los hombres que conocía en línea, lo que me ayudó a explorar e identificar lo que me daba inseguridad en mi cuerpo. Me enfoqué en capturar la presencia del individuo. Al final, la imagen es acerca de ambos, el fotógrafo y aquél que es fotografiado, acerca de nuestra interacción mutua.
P: ¿Cuál es la característica más importante de una fotografía?
B: Para mí lo son la honestidad e integridad. En la era digital en la que vivimos, la realidad se ha vuelto complicada. Prefiero documentar gente, lugares y cosas como son, sin el velo del retoque – ese retoque que hace irreconocible a la gente. La realidad puede ser hermosa y brutal, no hay necesidad de alterarla.
P: ¿Con qué intención tomas tus fotografías?
B: Hago fotografías para mí mismo. Para vivir y documentar todas mis experiencias. Yo decido qué ver y qué compartir. Unas veces me conectaba con otros por medio de mi cámara y a la vez tenía dificultad de hacerlo sin una cámara presente. Otras veces sentía que mis fotografías eran parte de mí, y eso puede ser nocivo. He aprendido a entender mi proceso mejor. Con esta nueva exploración de mi proceso he creado una forma menos dañina para crear nuevas obras. Conforme crece mi trabajo, crecen también mis intenciones detrás de cada proyecto.
P: ¿Qué diferencía tu trabajo editorial de tu trabajo personal?
B: Siento que la etapa inicial es similar. Con el trabajo editorial trato de mantenerme con la misma mentalidad que tengo al producir mi trabajo personal. La diferencia principal es que en el editorial es acerca de una marca o persona. Los estilistas y make up artists agregan un toque más refinado a en este tipo de trabajo, a comparación de mi propio trabajo, en el que yo tengo control completo de lo que pasa y es más simple. Me gusta divertirme y tener una conexión con las personas con las que trabajo.
P: ¿Antes de un photoshoot te sientas a planear lo que quieres que pase?
B: Depende de la situación. Tengo cuadernos que uso para anotar composiciones e ideas. Pienso en la persona a la que voy a retratar y surgen las ideas; es una obsesión transitoria. A veces las fotos surgen en el momento, sin haberlas planeado: unos se sienten cómodos ante la cámara y se les nota, otros no tanto. No hago que mis modelos posen en posiciones específicas, a veces sugiero una pose o les pregunto cómo quieren que los retrate para que se sientan más relajados. Cuando descubro la pose perfecta les tomo la foto. Es como una colaboración entre los dos.
P: ¿Qué te hace elegir a las personas que retratas?
B: Me atrae el carácter, la fortaleza y la apariencia única de cada persona. Es un poco de todo, sin embargo es diferente para cada quien. Para mí, todo el mundo es hermoso. Solía intimidarme el autoestima de los demás y el miedo a ser rechazado no me dejaba preguntarles a otros si podía retratarlos. Más tarde mi propia autoestima creció y no ha vuelto a ser un problema.
P: Exhibiste tu trabajo en NYC este año, ¿cómo pasó?, ¿cómo te sentiste?
B: Fue mi primera exhibición individual, fue en la galería Daniel Cooney Fine Art. Dan se topó con mi trabajo en Visual AIDS; una organización que utiliza el arte para provocar el diálogo y apoyar a artistas con VIH. La noche de inauguración estaba nervioso y extremadamente feliz. El trabajo exhibido era muy personal, y ponerlo a la vista de todos, a la vista del público, fue una experiencia retadora y valiosa. Estoy muy agradecido de haber tenido la oportunidad de que fuera en Chelsea, y de haber recibido críticas positivas.
P: Por último, ¿cómo es la industria en Nueva York y cómo es en París? ¿Tomar fotos de gente desnuda es vista de manera diferente?
B: He recibido más reconocimiento fuera de E.U. y el único lugar en el que he exhibido mi trabajo aquí es en Nueva York. Pero ahora, la mayor parte de la atención es en línea, y tiene la ventaja de alcanzar a más público sin límites geográficos. Aprecio las perspectivas diferentes, aunque lo único que hago es ser honesto con mi voz como artista produciendo el trabajo que me hace feliz.
Todas las fotografías: cortesía de Benjamin Fredrickson y Daniel Cooney Fine Art New York.
benjaminfredrickson.com
Instagram @benjaminfredrickson danielcooneyfineart.com