vicious a priori / rick owens
collage: tony solis
Por Nahúm F. Villasana D.
Richard Saturnino Owens es un outsider que se convirtió en sensación del mundo de la moda en un tiempo relativamente corto, y eso resulta curioso en un sistema en el que generalmente quienes triunfan son quienes proponen más.
Owens reta, enfrenta, no solo propone. En el trabajo del diseñador estadounidense el público es expuesto a un cambio que presenta nuevas narrativas en las interacciones del hombre y la mujer con la moda y su discurso personal. Pareciera que Owens evoca el edictum de Jean-Paul Sartre: “existencia, precede esencia” en sus colecciones para hombre y mujer, participando del cambio en la percepción de la belleza, expuesta ante los ojos de occidente en la industria de la moda masculina y femenina.
Nació en 1962 en la ciudad de Porterville, California, en los Estados Unidos. En su juventud se mudaría a la ciudad de Los Angeles, para estudiar artes en el Otis College of Art and Design, aunque posteriormente abandonara sus estudios en arte para conocer el método sastre y el patronaje. Es probablemente ésta, la razón por la que Owens es más consciente del mensaje que sus prendas constituyen, a través de una ejecución muy especial de los materiales que dan a sus piezas un volumen característico y transmiten una fluidez y un sentido de suavidad. La paleta de color es casi monocromática y muy segmentada; predominan en ella el negro, el gris y otros colores neutros, también los blancos.
Es en el año 2002 que el nombre de Owens comienza a circular en el “mundo de la moda” occidental, cuando es publicada una fotografía de Kate Moss en la portada de VOGUE Paris, vistiendo una chamarra de piel de cocodrilo en color negro cortada a la perfección. Desde entonces sale del underground angelino donde ya era bastante apreciado y se convierte en un miembro activo de la industria de la moda internacional, y se asocia su nombre con piezas asimétricas de pecho extenso que cuelgan sobre la parte frontal del tórax, cuyos materiales son muy rígidos y finos pero se trabajan para dar un resultado suave.
Destaca el uso de la tecnología para intervenir las cualidades físicas-primarias de sus materiales y cambiar su sentido estético con efectos orgánicos de corrugado, curtido y teñido: chamarras de piel que tienen las características básicas de un abrigo, pero cuya arquitectura significa el trazado angular de las mangas, en donde se ignoran algunas de las curvas naturales del cuerpo humano; la eliminación de las espaldas o el alargamiento excesivo de la línea del cuello; el uso de pasamontañas tejidos con arreglos especialmente geométricos que –el diseñador asevera– son otra forma más de un velo; entre otros.
Asimismo, en sus piezas se hacen notar las intenciones “minimalistas”, “industriales” y “góticas” que Owens siempre ha mantenido de una forma u otra como sello personal. Sin embargo, creo que hablar de ello significa hablar de él en el sentido inmediato de la descripción técnica de sus prendas. Sería más importante enunciar el cambio que el diseñador propone en su manera de expresarse, el cual radica en la reconsideración general del hombre y la mujer.
Las intensiones que tiene Rick Owens con sus presentaciones circundan y cuestionan las ideas existentes en el “sistema de la moda” actual y la generación de un nuevo formato en la presentación de shows. En sus presentaciones, Owens persiste en llamar la atención de la conciencia general acerca de los estándares canónicos de un término, la moda, la belleza… revienta la forma en que éstas funcionan y son entendidas. Por ello su discurso evoluciona sutilmente, más allá que técnicamente; siluetas y formas revolucionadas una tras otra, temporada tras temporada, en donde se perdería el mensaje original.
Su última colección Vicious (comercialmente, primavera-verano 2014) da claros ejemplos. El diseñador trabajó con mujeres de características físicas distintas a las de las modelos tipificadas en la moda occidental. La mayoría con imponente cuerpo de grandes proporciones, afroamericanas, de facciones fuertes y distintas alturas, muy alejadas del canon estético actual. Con ellas trabajó una coreografía de Stepdance –un tipo de baile originado en los campus universitarios y fraternidades de los Estados Unidos– que le da al vestido-visual una nueva manera de interpretar la moda actual. En ella, los portadores de las prendas existen desde antes de la generación de modelos hegemónicos, y es en donde la ropa se piensa como herramienta que conforma el discurso personal. La presentación, hábilmente pensada y justificada, fue todo menos tersa con el sistema al que se estaba presentando.
El vestido-escrito es representado en la manera en que se describen las particularidades y características físicas de la ropa y el cuerpo portador: el volumen y la suavidad con la que se desenvuelven las mujeres en sus prendas, por ejemplo. Y con todo ello, da la personalidad y mensaje del diseñador.
Esto último nos lleva a la constitución del vestido-físico, en donde se expresa de forma estrictamente personal lo que el usuario porta en ese momento. Desafortunadamente no siempre se puede llegar a esta tercera parte cuando estamos frente a un video. Sin embargo, nos podemos basar en el testimonio visual para decir que las prendas de Rick Owens se portan de manera fácil sobre el cuerpo –considerando que tienen una estética conceptualmente muy fuerte– lo que convierte al mensaje del diseñador en uno original y visionario, al igual que funcional y práctico. Rick Owens reta las normas esperadas en la moda occidental, la nómina de las modelos y pone a priori a la esencia antes que a la ropa, en uno de los discursos más dinámicos y fuertes actualmente.