“You can always take off the skirt and us it as a scape, I think this is the best costume for the day”.
(Big Edie) Edith Ewing Bouvier Beale (5 de octubre de 1895 al 5 de febrero de 1977) y su hija (Little Edie) Edith Bouvier Beale (7 de noviembre de 1917 al 14 de enero de 2002) vivieron más de 25 años juntas en la casa Grey Gardens, en East Hampton, Nueva York. Ellas dotaron a este sitio (acerca del cual inclusive se realizó un documental y posteriormente una película) de una historia particular puesto que ellas, empobrecidas y abandonadas por su familia, se dejaron a la ruina en este lugar, aún siendo que amabas pertenecieron a la élite Neoyorkina de la época; una y otra parientes de Jacqueline Bouvier Kennedy Onassis.
El hogar, mucho antes que ellas, perdió su encanto de casa de fin de semana para convertirse en pocilga y cárcel para la pequeña Edie, que inicialmente fue a Grey Gardens, cercana a los 30 años para acompañar a su madre y no salió de nuevo al mundo exterior hasta contar con más de 60 años.
En un imaginario social determinado existe la figura de una mujer enloquecida que vive en una casa abandonada repleta de objetos inservibles con muchos gatos. Si a ese arquetipo urbano añadimos el de la hija solterona que vive con su madre, el resultado es, en apariencia al menos, el de las Bouvier Beale.
You’re on this world, you know, you’re not out of the world. De los días de gloria, a las dos Edies les quedó el acento, su entrenamiento musical y los dientes blancos bien alienados, excepto los inferiores que se torcieron un poco por tener que preocuparse por las pulgas, el dinero y por la gente que a veces, durante la noche, merodeaba entre los arbustos por el patio de atrás; también en ocasiones había que protegerse de saqueadores de reliquias debido a su azotea agujereada y llena de mapaches a los que por cierto, alimentaba.
En 1975 se estrenó un documental acerca de la vida al mismo tiempo terrible y bella de estas dos mujeres exiliadas de la élite Neoyorkina (como Gossip Girl en los 50). El documental fue realizado por los hermanos David y Albert Maysles. Libros musicales y mini-series se han escrito desde entonces a cerca de este par. Hay algo en la vida extraña de las Edies que resulta excelente material artístico, quizá son ellas mismas y sus personalidades extravagantes o su preocupación por la ropa, la música, los zapatos y los sombreros que conservaban aún en “la pobreza y la enfermedad”. My Gad, I have no hair.
Ambas habitan en uno de los 14 cuartos de la casa, recorriendo el resto para encontrar fruslerías y recuerdos. Se pasean como turistas entre los escombros de su propia vida pasada. En su habitación, las camas en las que duermen están una a lado de la otra, repletas de cacharros, papel periódico, gatos, radios, y manchas. En una esquina de la habitación hay un pequeño refrigerador y un horno eléctrico. La casa no tiene agua corriente. En el horno hierven agua y cosen maíz. This is a sea of leaves, a complete sea of leaves, if you lose something you can’t find it again, it droves to the bottom.
Su dieta consiste básicamente en paté, helado de chispas de chocolate y, se dice, que en ocaciones, cundo el dinero hizo falta, comida para gato. Esta dieta genera estragos en la pequeña Edith, quien aparece en el documental pesándose y lanzando un grito al ver los números. Algunos pensarían que vivir en condiciones tales desdibujaría de las prioridades este tipo de agobios. Pero nada de eso, madre e hija cantan, bailan y discuten asuntos importantes como quién ha tenido una vida feliz, como con quien debió casarse Little Edith. Es extraño cómo hablan de sus vidas como si éstas hubiesen terminado en algún momento mientas recorrían los pasillos oscuros de Grey Gardens, com si la vida se les hubiera ido repentinamente al adoptar el quinceavo gato.
El temperamento artístico de las Edies parece ser el mismo que las lleva a la ruina y las mantiene felices. El rayo de luz que las ilumina. Edith hija decoraba el antiguo cuarto de sus hermanos con los objetos olvidados hace años en los cajones. Sorprende que entre los periódicos orinados, los gatos, los cacharos sucios y el polvo, lo que realmente molesta a Edith madre, son cosas como que su hija proceda a cantar canciones que simplemente no quiere escuchar o que desentone al hacerlo. Edith hija sueña con irse de Grey Gardens y regresar a un mundo que ya no existe. You’re absolutely crazy, there’s nothing I can do.
Texto: Marbrisa Ter-Veen
Portada: Matías Reding