Ha pasado casi medio siglo desde que algunos barrios populares de la Ciudad de Monterrey comenzaron a ser influenciados por una cultura que surge inciertamente de las relaciones entre dos países latinoamericanos: México y Colombia. Desde los años 60, está marcada la división de un pequeño sector de jóvenes de aquellos barrios populares y son los Cholombianos los que encabezan este movimiento.
La moda de los cholos chicanos, típicos en Los Ángeles, mezclada con tintes populares y tropicales de Colombia (y por supuesto cumbia), son factores característicos de su estilo. Pero lo más peculiar y llamativo de su forma de ser, es el corte de cabello que llevan, que es una mezcla de estilos entre hip-hop, reggaetón puertorriqueño y la imagen de los guerreros aztecas.
El movimiento que sólo tiene como fin la expresión libre a través de su indumentaria y el gusto por la cumbia, se convirtió en un proyecto del fotógrafo norteamericano Stefan Ruiz, quien miró más allá de los parámetros sociales de los chicos y su entorno, para crear una serie de retratos íntimos, que más allá de reflejar sus costumbres o su forma de vivir, retrata su apariencia y su estilo.
La serie de retratos tiene un tinte documental, está hecha con una cámara Linhof, de gran formato, y según Stefan Ruíz, tiene gran influencia por la pintura renacentista. Con este trabajo, Stefan Ruíz registra una manifestación cultural que se desplaza por las calles de un lugar donde el clasismo y la discriminación son objetos cotidianos del comportamiento, sin embargo, la moda, como la conciben los Cholombianos, más allá de una protesta, o una manifestación agresiva como muchos pueden pensar, sólo es el reflejo de la herencia cultural que han ido adaptando como su estilo de vida.
Texto: Alberto Rebelo
