Your own bubble
Foto y texto por Tony Solis
Poco antes de comenzar mi segundo viaje a Seúl, decidí que me quedaría diez días más para poder hacer fotos para PÁNICO.
En el avión, la señora que viajaba a mi lado era muy amable, me sacó plática de todo. Me preguntó sobre nuestra situación económica, a qué me dedico y hacia donde me dirigía. Ella iba a Bélgica, pero tenía que llegar primero a Amsterdam, ciudad que también era mi primera escala. Le comenté entonces que me dirigía a Seúl, para el Fashion Week.
“¡Oh, Fashion Week, cómo extraño esos días! Trabajé como modelo por mucho tiempo, hace ya más de veinticinco años”, me dijo muy orgullosa.
“Estás sentado junto a una ex Miss Bélgica”, interrumpió una de sus amigas.
“Mucho gusto, ex Miss Bélgica”.
Los viajes a Seúl siempre empiezan de manera extraña. Tras aproximadamente 26 horas de vuelo (gracias a no tener lista mi Visa para poder llegar primero a suelo estadounidense), me duele el trasero y mis pesadas botas no ayudan en lo absoluto.
SEÚL
Itaweon no es muy diferente a la zona donde vivo en el D.F.: hay muchos bares, mucho ruido y mucho movimiento las veinticuatro horas. Itaweon es el distrito donde vive la mayor parte de los extranjeros y donde se encuentra una base militar estadounidense, es donde viven Evan (un amigo canadiense que tiene más de cinco años radicando en Seúl) y su novia, Young. Su casa será mi hogar durante diez días.
Kim, mi interprete, resultó ser un chico que vivió por más de ocho años en el D.F. Según él, era más chilango que coreano, y puedo apostar por ello, pues su acento es una mezcla entre el del centro del D.F. y el de Coapa.
Como dice Evan, “tienes que crear tu propia burbuja para sobrevivir en Seúl”. Kim y Sik (un viejo amigo con el que me reencontré después de casi cinco años de no vernos) fueron mi deparo de México en Seúl.
Regresar a SETEC me resultó más familiar: caras conocidas, otros extranjeros, nuestra sala de prensa, la comida que ofrecen… El evento tuvo la misma organización y dio un excelente trato a la prensa, los compradores y los invitados especiales.
Esta vez no hubo motivos militares ni bélicos en las colecciones presentadas. Los diseñadores coreanos optaron por menos drama, aunque no desatendieron el color negro y la elegancia.
Dejar tu computadora en la sala de prensa o en casi cualquier lugar de la ciudad sin temor de que nada le pase, no tiene precio. A pesar de que es una ciudad amable y cálida, no es para todos. Definitivamente esta ciudad es el futuro. En el país se dan presupuestos enormes para financiar eventos como Seúl Fashion Week, proyectos artísticos, campañas publicitarias y ediciones coreanas de publicaciones internacionales.
No noto competencia desleal en los showrooms de los diseñadores en SETEC. Al contrario, todos parecen llevar una buena relación entre ellos, creando una competencia sana y una industria que se fortalece con cada temporada. Esto se nota cuando visitas sitios como Aland (o A-land), tienda multimarca donde puedes encontrar ropa de diferentes diseñadores y de marcas locales como Beyond Closet, Skullism o This is Instant a precios bastante accesibles. Digamos que puedes comprar un par de zapatos por ciento veinte dólares, una camisa por ochenta y unos pantalones por cien. Los diseñadores coreanos apuestan por calidad y buen precio. Fortalecen su industria siendo consumidores de sus propios productos (también lo puedes notar en la tecnología: Apple es casi inexistente y la mayoría de personas usa Samsung, líder coreano en comunicaciones). Este es el modelo de negocios que está sacando adelante a Corea.
“Creo que somos los peor vestidos en Fashion Week. ¿No crees que deberíamos hacer un mejor intento?”, me dijo Evan.
“¿Tú crees?”
“Si, mira a esos chicos, parece que planearon cómo vestirse desde un día antes”.
“Sí, nosotros parecemos traileros”.
Los chicos en el Seúl Fashion Week parecen tímidos, pero la mayoría cambia cuando les pides posar para una foto. Inmediatamente preguntan para qué blog, webpage o revista. Les encanta posar para estos medios, les encanta saber que son vistos por más personas. Seúl está repleto de este tipo de contradicciones.
Aunque he conocido a muchos extranjeros melancólicos que dejaron sus países para radicar en Seúl, he ido entendiendo porqué se quedaron. Seúl ofrece tranquilidad, seguridad y al mismo tiempo diversión y un excelente nivel de vida. Es difícil mantener un balance cuando estás tan lejos de casa, tan lejos de las posibilidades de poder viajar sin tener que gastar un montón de dinero. Pero al parecer es posible, todo es cuestión de crear tu propia burbuja.