Will the Real Kanye Please Stand Up
Mi nombre es James Carrigan y he sido prisionero de Kanye desde enero del 2006.
Texto: Evan Goodfellow | Ilustración: Sarai Loyola
La verdad es que no recuerdo mucho de Kanye cuando era niño. Él recuerda haberme visto borracho en alguna de las fiestas del departamento de inglés a las que asistió con su mamá. Dice que le agradé porque, aunque un poco alcoholizado, siempre me tomaba el tiempo de hacerle alguno que otro truco de magia. Dona, la mamá de Kanye, era mi colega del departamento de inglés en Clark, la Universidad de Atlanta. Hasta donde yo sé, fue ella quien escribió la letra de los primeros trabajos de Kanye que lograron separar a este chico del resto. Sin embargo, justo antes de su muerte, se le dificultaba sacar el trabajo a la velocidad a la que Kanye estaba acostumbrado. Presionar a su mamá no era una opción, entonces nació la necesidad de tenerme a mí.
La noche de mi captura transcurrió como cualquier noche. Me encontraron pasoneado en el sofá con la televisión prendida y unas botellas de wishky en el piso. Mi alcoholismo se había salido de control en esa época debido al año sabático que precedería finalmente a mi retiro. La Universidad había sido muy amable con mi amor por la bebida y se las había arreglado para mantenerme dentro del staff con todos los beneficios. Si tan sólo mi esposa e hijos hubieran sido así de amables. Tres años antes de mi captura, mi esposa me abandonó y mis hijos malagradecidos, Ryan y Kathleen, me dejaron de hablar. La gota que derramó el vaso fue la boda de Ryan. Gracias al video que me llegó por correo, parece ser que mis modales eran los de un alcohólico que necesitaba sacar algo de su pecho. Me paré en un momento inoportuno para hacer un brindis por mi hijo y Victoria, la puta de su esposa. Verás, seis meses antes, a esta ignorante cerda la embarazó el cartero. Ahora que el servicio postal no tiene mucho trabajo, los carteros tienen más tiempo de cogerse a amas de casa obesas como la gemita de mi hijo, quien en vez de librarse de esa mujer, le lavaron el cerebro haciéndole creer que la puta estaba arrepentida y que podían criar al bebé juntos.
Lo peor de todo esto es no tener a una sola alma que eche de menos tu presencia. ¡Ni una sola! Nadie me ha buscado. Después del secuestro, Kanye vendió mi casa a través de sus abogados e inventó que yo me estaba mudando a Costa Rica para encontrarme con un viejo romance de la prepa.
Vivir con Kanye no es tarea fácil. Hemos tenido nuestra ración de buenos y malos tiempos. Ya sea que padezco el síndrome de Estocolmo, en verdad disfruto esta vida en comparación con mis últimos días después del divorcio. He tenido mis temporadas de mucha creatividad. Chicos y chicas en la prepa, universidades y antros alrededor del mundo rapean mis letras. Y gozo de recompensas como mujeres y vino. Tenemos un claro contrato escrito para mi bienestar, para que así pueda seguir motivado a permanecer sobrio y trabajar durante periodos específicos importantes para Kanye. esta vida en comparación con un romance de la prepa !una sola!
Y honestamente, el vivir conmigo no ha sido sencillo. Ha habido algunos incidentes en los que he querido tomar venganza por mi secuestro. El primero es el peor. Me uní a Kanye y a sus guardaespaldas el día de los premios de MTV. Estábamos celebrando porque él estaba seguro que sus amigos iban a ganar. Cuando no ganaron me preguntó qué debía hacer. Vi ahí mi oportunidad de chingarme a mi secuestrador. Después de todo, ¿quien era él para hacerme su esclavo? Le dije directamente que se parara en el escenario y le arrebatara el premio a Taylor Swift. Lo dudó un poco y le explicó a un amigo lo que estaba a punto de hacer. Me pregunto: -¿estás seguro de esto? Le dije que sería tomado como un héroe por la prensa mundial. Y bueno, ya sabes cómo termina la historia. Me dejaron sin tomar durante un año y fui golpeado repetidamente.
Ahora, bueno, todas las calamidades cometidas contra Kanye por tu servidor son más sutiles y he aprendido a usarlas para evocar una relación más cercana y dependiente entre nosotros. Como con el matrimonio con Kim Kardashian. He visto suficientes episodios de Keeping up with the Kardashians para no poderme resistir. Lo primero fue convencerlo de que ella era en realidad una obra de arte. Algo que él podía moldear para demostrarle a la sociedad que estaba por encima de todos. Para dejar todo en claro, sabía que necesitaban tener un hijo, ya que sólo a través de un hijo, Kanye estaría sentenciado peor que yo. Por momentos, una sentencia de alegría, pero en su mayoría, una tortura, sabiendo que el tipo jamás estaría en control de su destino.