Pánico

Nothing to fear inside

Por Julio Torres
A quienes conocen y gustan de esta sección, sabiendo anticipadamente que estamos en el último número del año, seguro no les sorprendería esperar que dediquemos una lista con las mejores o peores cosas que ocurrieron a lo largo de los últimos 12 meses. Lamento decepcionarlos. Podría citar, a manera de ficción, el recuento general de las mejores fiestas, las exposiciones, los lanzamientos y todo lo relevante que ocurrió en términos de eventos y productos culturales, al menos aquí en la capital. Prefiero dedicarle esta página a relatar, también como un listado, aquello que me movió y me transformó todo este tiempo. Cosas positivas y negativas pero que sin duda alguna se manifestaron para hacerme ver cómo el 2013 se caracterizó por no ser otra cosa más que una sublime rareza, un puente de transición que mostró la cara más salvaje sobre la pérdida, las promesas rotas, los actos inconclusos y crecer, siempre crecer.
1.- El top de los pocos discos que escuché: Moví mi vida del noroeste del país al Distrito Federal . Aunque no he perdido el apoyo y las comodidades de mi viejo hogar, a la distancia, saberme en otro territorio para iniciar un plan de vida es la cosa mas desestabilizadora. A cada quién le va distinto en la feria, dicen. Y lo he comprobado a rajatabla. Un suceso que apenas acabo de reconocer, tiene que ver con la manera en que mi uso del internet para llenarme de música nueva se desapegó de una manera considerable. Nunca me enteré de muchos lanzamientos que hasta hoy, cuando otras publicaciones impresas y en línea han lanzado sus listas, los veo como la espuma de un mar ajeno. Algo por lo que mis oídos no transitaron pues me mantuve comprometido a escuchar otras cosas (quizá algunas fuera de la novedad), a despegarme del monitor y del flujo de propuestas musicales que adornaron y llenaron los encabezados y lineups de festivales, conciertos y tiendas de discos y mp3s. Me quedo con la tranquilidad de que aquello que llega alguna vez a tu vida, tiene una razón específica que en algún momento habrá de aclararse y cobrar sentido. La música, como los libros y las películas, vienen a ti como un encuentro inesperado.
2.- La lista de obra que no acabé por terminar: Los sentidos están siempre alerta. El cerebro trabaja en infinitas sinapsis y procesos que necesitan ritmo y tiempos específicos. Cada quien sabe cómo trabaja o en que tipo de cosas enfocar la atención. A mi durante varios meses me fue posible generar ideas que lamentablemente se manifestaron de una manera muy lenta. Añádele a ello una interminable cantidad de fines de semana de fiestas, salidas con los amigos, caminatas por la ciudad, paseos en bicicleta, tardes enteras en otros quehaceres, etc. Se obtiene poco en términos materiales y el gasto se eleva. Pero las recompensas, aunque pocas, resultan sustanciosas. La capacidad para expandir tus horizontes de pensamiento y aprender de nuevas experiencias te brinda la oportunidad de ser alguien más, alguien nuevo. Ni mejor ni peor, simplemente un yo distinto que encuentra en el presente y el futuro un campo abierto de posibilidades, un racimo de proyectos y  bitácoras de vida por escribir. Arte, vida cotidiana, momentos clave: lo que se avecina sólo puede amedrentarse con la presencia del miedo, y si eso existe solamente en tu cabeza, no hay nada que temer al final del día.
3.- La lista de todo aquello que grita “nada es para siempre”: Cuando iniciamos un año, siempre pensamos en la serie de actividades y de sueños que estamos dispuestos a realizar para volver los días venideros una experiencia placentera, sentirnos exitosos. Nunca iniciamos nuevas etapas pensando en el sufrimiento ni en los malos sabores de boca. Aún así, son inevitables. El fracaso es una sombra que deambula sigilosamente por rincones, un holograma que intenta anticiparse a la menor provocación. Romper relaciones, abandonar el hogar, frustrarse por perder demasiado el tiempo y darse cuenta de la poca convicción que se posee, son cachetadas ligeras que de tanta insistencia dejan marcas rojas y casi permanentes sobre la piel y sobretodo en la memoria. A pesar de todo, la fuerza de voluntad se aplica para dejarnos fluir como un riachuelo que desemboca en charcos. De un momento a otro nos descubrimos regocijándonos como en la infancia, bañándonos dentro de estos charcos, jugueteando con la idea de que, con todo y los tropiezos,  con todo y aquello que dejamos ir, existe un asomo de verdad en la esperanza de un nuevo lugar. Un sitio nuevo que nos haga brincar del asombro. La grata sorpresa de los pequeños tesoros que se pueden encontrar, hasta en lo más trivial. Este cierre debe prepararnos para una máxima imprescindible y que llegó en boca de un amigo mío citando a The Flaming Lips esta tarde: darse cuenta de que todas las personas que conoces algún día morirán. Uno también. Mientras tanto, lo único que queda es disfrutar del viaje. Así de fuerte y así de sencillo. Feliz año nuevo para tod@s.
empire

VICIOUS A PRIORI / RICK OWENS

chaos

vicious a priori / rick owens
collage: tony solis

Por Nahúm F. Villasana D.

Richard Saturnino Owens es un outsider que se convirtió en sensación del mundo de la moda en un tiempo relativamente corto, y eso resulta curioso en un sistema en el que generalmente quienes triunfan son quienes proponen más.

Owens reta, enfrenta, no solo propone. En el trabajo del diseñador estadounidense el público es expuesto a un cambio que presenta nuevas narrativas en las interacciones del hombre y la mujer con la moda y su discurso personal. Pareciera que Owens evoca el edictum de Jean-Paul Sartre: “existencia, precede esencia” en sus colecciones para hombre y mujer, participando del cambio en la percepción de la belleza, expuesta ante los ojos de occidente en la industria de la moda masculina y femenina.

Nació en 1962 en la ciudad de Porterville, California, en los Estados Unidos. En su juventud se mudaría a la ciudad de Los Angeles, para estudiar artes en el Otis College of Art and Design, aunque posteriormente abandonara sus estudios en arte para conocer el método sastre y el patronaje. Es probablemente ésta, la razón por la que Owens es más consciente del mensaje que sus prendas constituyen, a través de una ejecución muy especial de los materiales que dan a sus piezas un volumen característico y transmiten una fluidez y un sentido de suavidad. La paleta de color es casi monocromática y muy segmentada; predominan en ella el negro, el gris y otros colores neutros, también los blancos.
Es en el año 2002 que el nombre de Owens comienza a circular en el “mundo de la moda” occidental, cuando es publicada una fotografía de Kate Moss en la portada de VOGUE Paris, vistiendo una chamarra de piel de cocodrilo en color negro cortada a la perfección. Desde entonces sale del underground angelino donde ya era bastante apreciado y se convierte en un miembro activo de la industria de la moda internacional, y se asocia su nombre con piezas asimétricas de pecho extenso que cuelgan sobre la parte frontal del tórax, cuyos materiales son muy rígidos y finos pero se trabajan para dar un resultado suave.
Destaca el uso de la tecnología para intervenir las cualidades físicas-primarias de sus materiales y cambiar su sentido estético con efectos orgánicos de corrugado, curtido y teñido: chamarras de piel que tienen las características básicas de un abrigo, pero cuya arquitectura significa el trazado angular de las mangas, en donde se ignoran algunas de las curvas naturales del cuerpo humano; la eliminación de las espaldas o el alargamiento excesivo de la línea del cuello; el uso de pasamontañas tejidos con arreglos especialmente geométricos que –el diseñador asevera– son otra forma más de un velo; entre otros.

Asimismo, en sus piezas se hacen notar las intenciones “minimalistas”, “industriales” y “góticas” que Owens siempre ha mantenido de una forma u otra como sello personal. Sin embargo, creo que hablar de ello significa hablar de él en el sentido inmediato de la descripción técnica de sus prendas. Sería más importante enunciar el cambio que el diseñador propone en su manera de expresarse, el cual radica en la reconsideración general del hombre y la mujer.

Las intensiones que tiene Rick Owens con sus presentaciones circundan y cuestionan las ideas existentes en el “sistema de la moda” actual y la generación de un nuevo formato en la presentación de shows. En sus presentaciones, Owens persiste en llamar la atención de la conciencia general acerca de los estándares canónicos de un término, la moda, la belleza… revienta la forma en que éstas funcionan y son entendidas. Por ello su discurso evoluciona sutilmente, más allá que técnicamente; siluetas y formas revolucionadas una tras otra, temporada tras temporada, en donde se perdería el mensaje original.

Su última colección Vicious (comercialmente, primavera-verano 2014) da claros ejemplos. El diseñador trabajó con mujeres de características físicas distintas a las de las modelos tipificadas en la moda occidental. La mayoría con imponente cuerpo de grandes proporciones, afroamericanas, de facciones fuertes y distintas alturas, muy alejadas del canon estético actual. Con ellas trabajó una coreografía de Stepdance –un tipo de baile originado en los campus universitarios y fraternidades de los Estados Unidos– que le da al vestido-visual una nueva manera de interpretar la moda actual. En ella, los portadores de las prendas existen desde antes de la generación de modelos hegemónicos, y es en donde la ropa se piensa como herramienta que conforma el discurso personal. La presentación, hábilmente pensada y justificada, fue todo menos tersa con el sistema al que se estaba presentando.

El vestido-escrito es representado en la manera en que se describen las particularidades y características físicas de la ropa y el cuerpo portador: el volumen y la suavidad con la que se desenvuelven las mujeres en sus prendas, por ejemplo. Y con todo ello, da la personalidad y mensaje del diseñador.
Esto último nos lleva a la constitución del vestido-físico, en donde se expresa de forma estrictamente personal lo que el usuario porta en ese momento. Desafortunadamente no siempre se puede llegar a esta tercera parte cuando estamos frente a un video. Sin embargo, nos podemos basar en el testimonio visual para decir que las prendas de Rick Owens se portan de manera fácil sobre el cuerpo –considerando que tienen una estética conceptualmente muy fuerte– lo que convierte al mensaje del diseñador en uno original y visionario, al igual que funcional y práctico. Rick Owens reta las normas esperadas en la moda occidental, la nómina de las modelos y pone a priori a la esencia antes que a la ropa, en uno de los discursos más dinámicos y fuertes actualmente.

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